Cuando la aventura empieza

En la primavera de 2007 me levanté una mañana de madrugada para tomar un vuelo de Ryanair. Cargué mi mochila al hombro y subí el volumen del reproductor MP3 para despejarme mientras me abría paso por las calles frías y vacías. Desde entonces ha sido un himno para las aventuras. Algunas no terminaron bien.

Buscad la belleza

Yo era oyente de «Diálogos» en Radio3. Descubrí un montón de música gracias a Ramón Trecet. Recuerdo que escuchaba su programa tumbado en la cama en mi cuarto después de comer antes de salir para clase. Odiaba lo que estudiaba, la mayoría de las cosas en mi vida no funcionaban y aquella música era la puerta a otro mundo. Trecet hablaba de música y en realidad lo hacía de la vida y el mundo, como hace cuando habla de deporte. Es difícil explicar el efecto que causaba. A veces comentaba correos electrónicos que le llegaban y tengo referencias de otros oyentes que lo conocieron antes que yo por lo que sé que sus visión de las cosas nos inspiraba. Supongo que todos los que escuchábamos aquellas músicas minoritarias (Hedningarna, Philip Glass o Alkistis Protopsaltis) éramos los típicos empollones frikis solitarios cortados por el mismo patrón. Compartíamos cierta ética y cierto sentido de la épica.

Me he acordado de “buscad la belleza ahí fuera, porque es lo único que merece la pena en este asqueroso mundo” en estos días de reformas legislativas para criminalizar las protestas en plena crisis del Estado del Bienestar. Así que disculpen que no sea más político.

España imperio

El otro día hablé de cómo a los nacionalistas españoles ante la mínima muestra de una identidad propia o autonomía política en alguna región del país se les escapa un montón de exabruptos. Lo que era una apreciación muy personal ha quedado de manifiesto de forma pública y notoria con las elecciones andaluzas.

Vía el Embajador en el Infierno (ya dije que me interesan los heterodoxos) he llegado a este análisis casi antropológico de por qué el Partido Popular no se come un colín allí.

Cuando se miran de frente los vertiginosos ojos claros de la muerte

Hace un par de semanas leía en un foro sudamericano la noticia sobre los resultados de la autopsia pedida por la familia de Salvador Allende. Esta última autopsia confirmó que murió de su propia mano. Allende se suicidó para impedir que todo un presidente de la república chilena fuera sometido a toda clase de indignidades por parte de militares golpistas. En aquel foro gente de derecha se agarraba a la idea de que un suicida es ante todo un cobarde (y un militar golpista, ¿un valiente?) para hacer comentarios jocosos sobre la figura, dignísima en su muerte para mí, de Salvador Allende.

La semana pasada se suicidó en Atenas el jubilado de 77 años Dimitris Christoulas al pie de un árbol en la plaza Syntagma. Dejó una nota de suicidio.

“El Gobierno de Tsolákoglou ha aniquilado toda posibilidad de supervivencia para mí, que se basaba en una pensión muy digna que yo había pagado por mi cuenta sin ninguna ayuda del Estado durante 35 años. Y dado que mi avanzada edad no me permite reaccionar de otra forma (aunque si un compatriota griego cogiera un Kalashnikov, yo le apoyaría), no veo otra solución que poner fin a mi vida de esta forma digna para no tener que terminar hurgando en los contenedores de basura para poder subsistir. Creo que los jóvenes sin futuro cogerán algún días las armas y colgarán a los traidores de este país en la plaza Syntagma, como los italianos hicieron con Mussolini en 1945″.

Espero volver un día a Atenas.

Seguimos tocando fondo

José Antonio Zarzalejos fue director del diario ABC en dos etapas. La segunda correspondió a los años 2005-2008, los años en que parte de la derecha mediática española se «echó al monte». Recuerdo a cierto columnista, ex-terrorista reconvertido en historiador aficionado, pidiendo a las fuerzas armadas que dieran un golpe de estado. Recuerdo a un participante en un foro de Internet donde se discutían las teorías conspirativas del 11-M soñando que una de aquellas manifestaciones contra el gobierno del PSOE terminaría con el presidente Rodríguez Zapatero abandonando el palacio de la Moncloa en helicóptero «como en Argentina». Zarzalejos decidió que el ABC no siguiera la línea editorial guerracivilista de otros medios de derecha y así sólo consiguió perder lectores. Nunca más volvió a trabajar en un periódico. Ahora dirige una consultora y es colaborador de varios medios.

Me interesan las historias de los heterodoxos, los perdedores y los que están de vuelta de alguna parte. Así que me resultó muy curioso encontrar una columna de José Antonio Zarzalejos en el diario barcelonés «La Vanguardia» titulada «El peor momento de Rajoy».

El Gobierno y el PP hicieron mal los cálculos. […] Se confundieron y Rajoy se ha tenido que comer sus palabras sobre el incremento de impuestos -IRPF, IBI y Sociedades- y sobre la amnistía fiscal. Creyeron a pies juntillas que iban a ganar por mayoría absoluta las elecciones andaluzas. Y resbalaron. Pensaron que la huelga general del 29-M sería escasa y, sin llegar a constituir un éxito, no fue un fracaso. Supusieron […] los mercados confiarían con más facilidad en las recetas de su presupuesto que en las de cualquier otro. Y también han errado. Creyeron que el poder se adquiría sin esfuerzo y tras cien días de gobierno no han cubierto todas las posiciones sociales y políticas que se corresponden con una mayoría absoluta parlamentaria. Y por todo eso, el Gobierno del PP atraviesa por su peor momento: ayer la prima de riesgo se disparó y la Bolsa marca mínimos.

Aniversario de la muerte de Herman Hesse

Descubrí a Herman Hesse después de los 20. Tan simple como que «El Lobo Estepario» era el título de un programa de radio de Jesús Quintero. La curiosidad sobre el título me llevó al libro. Así que para mí no fue un rito de paso de la adolescencia. (El libro que me sacudió con 16 años fue El Péndulo de Foucault). Y tampoco puedo decir que «El Lobo Estepario» me haya acompañado siempre. Me quedó, en cambio, la huella de cierto pasaje que lo explica todo.

Deutsche Welle conmemora 50 años de su muerte.