Leí sobre un psicólogo infantil que había contactado con antiguos pacientes décadas después. Les preguntó sobre su infancia y luego contrastó los recuerdos que cada uno albergaba con lo reflejado en el expediente de cada ex-paciente. La mayoría había construido un relato sobre la infancia que no concordaba con las viviencias que expresaron de niños al psicólogo.
Recuerdo demasiado bien mi infancia como para sentir nostalgia. Siempre me pareció más interesante el futuro, la tecnología por venir y la ciencia ficción. Creo que hay algo enfermizo en mirar atrás e idealizar el tiempo que no volverá. De ahí mi insistencia en abordar el tema: «El regreso de los 80: la catarsis de una generación que se está haciendo mayor». Es un recuerdo esterilizado de una España pobre y cutre donde los niños ricos que se podían permitir unas Nike Air eran dioses y los niños «mariquitas» eran monstruos de los que burlase. Me preocupa cuando viene alguien a celebrar que todo tiempo pasado fue mejor.