Casting para un relato

Ayer la mandé un mensaje a una amiga. Estoy escribiendo un relato y era incapaz de visualizar la cara de varios personajes. Le pedí que me mandara una lista de actrices que le parecieran atractivas. Su lista incluía alguna que otra belleza heterodoxa y otras que no encajan en lo que estaba buscando. Hasta que surgió el nombre de Tania Raymonde.

Tania Raymonde

«Sí, es guapa», le dije. Pero tras mirarla un rato di un respingo. «Ella es Ella», dije de forma críptica chateando en el fondo conmigo mismo. Me refería a que era cierto personaje al que todavía no había conseguido ponerle cara. Ahí la tenía. Guapa pero sin apabullar. Una chica atractiva pero que no necesariamente se había abierto camino en la vida con su físico. Estaban los ojos y estaban esos labios. Ella tenía que tener esos labios. Luego, buscando más información en Internet descubrí que es judía. Y sólo pude reirme. Ella era judía. Ahora sólo falta encontrar una lámpara con un genio para que todo sea perfecto.

España está a punto de estallar

En algún lugar de la estepa mesetaria, más allá de bloques fantasmagóricos de vivienda sin terminar de construir y praderas cortadas por calles que se extienden por delante de solares vacíos, se levanta un complejo ultrasecreto del CSIC donde se investigan pandemias letales y enfermedades raras. En sus sótanos se suceden las jaulas de animales a los que se les ha inoculado las enfermedades en investigación.

Un día de 2012 alguien apagará la luz al terminar la jornada y no volverá. Los recortes en educación y ciencia dejarán sin presupuesto al centro. Sus investigadores ya se habrán encargado meses antes del anuncio definitivo del cierre de buscar un puesto de trabajo en el extranjero. Los animales quedarán olvidados en las jaulas del sótano.

Pasarán los días y nadie notará la ausencia de los vigilantes de seguridad en la garita de la entrada o la falta de iluminación en el recinto por las noches. A las pocas semanas unos chiquillos de un pueblo vecino saltarán la valla para explorar el exterior del edificio. Oirán ruidos y saldrán corriendo. En los sótanos los animales más fuertes habrán sobrevivido comiéndose a sus compañeros de jaula. Tiempo después alguien saltará la valla para ver qué puede arrancar y llevarse para venderlo en la chatarra. Volverá acompañado y entrará al interior del edificio. Laboratorios y oficinas desmanteladas. Entonces bajarán al sótano…

Ya tengo el coche

Tenía una imagen. El relato arranca con el protagonista conduciendo hacia el trabajo por la Avenida Kutuzov (Kutuzovsky Prospekt) de Moscú. Estuve leyendo sobre la industria automotriz soviética durante los años 80 y me lo imaginé al volante de una variante del VAZ-2101 «Zhigulí», posiblemente la 2105. Y entonces encontré esta maravilla:

Volga M21 coupé

Un Volga M21 coupé. Un coche que jamás existió en la Unión Soviética y que nació por el capricho de un millonario ruso que quería el corazón de un deportivo BMW 850 con una carrocería inspirada en la del Volga M21 de tercera generación, coche que jamás tuvo versión coupé.

De pronto, cómo llegó un vehículo tan lujoso a sus manos me sirvió de excusa para introducir una idea que tenía reservado para otros relatos. Y así, sin querer, comienza a rodar todo…