Engañado como un niño

Creo que mi primer recuerdo del dúo Penn & Teller fue ver su película Penn & Teller get killed una tarde cualquiera en televisión allá por los 90. No es que fuera una película memorable. Tan sólo recuerdo la voz en off de Penn antes de los créditos finales lamentando que sus personajes mueren porque así no habrá forma de hacer una secuela. De alguna manera, el recuerdo perduro hasta que me reencontré en Youtube  los comentarios políticos de Penn o los espectáculos de magia del dúo. Pero lo que verdaderamente me llamó la atención fue su programa «Fool Us». Consiste en un espectáculo de magia por el que desfilan diferentes magos y ellos dos tratan de averiguar cómo está hecho el truco. Si no lo adivinan, el mago se lleva un trofeo y es invitado a participar en el espectáculo de Penn & Teller en Las Vegas.

Creo recordar que me inquietaba la magia de pequeño, con aquella estética decadente de tipos misteriosos con capa y ayudantes con minivestidos de lentejuelas haciendo trucos con conejos y palomas. Era la magia de un estilo de espectáculo en decadencia. Pero con el programa de Penn & Teller entramos en el terreno del desafío intelectual y de, sabiendo que todo tiene truco, precisamente disfrutar el arte y la habilidad de la persona que es capaz de engañar nuestra vista. Así que he devorado un montón de actuaciones de «Fool Us» en Youtube. Aquí están mis tres favoritas con una mención especial.

Eric Mead explica que hay una ley no escrita de la magia que dice que si una persona normal y corriente viendo un espectáculo de magia pilla cómo está hecha una pequeña parte del truco dirá que el mago no consiguió engañarle. En cambio, cuando un mago ve el espectáculo de otro mago y es capaz de entender cómo está hecho todo menos una pequeña parte dirá que no ha sido capaz de entender cómo funciona el truco. Eric Mead arranca su actuación explicando a Penn & Teller que el truco con un cubilete y monedas que va a hacer, un clásico, implica el uso de técnicas como «sleight of hands» y «verbal misdirection». Y luego actúa con Penn & Teller bien cerca, sentados alrededor de la mesa. Me encanta la fluidez de su manipulación de las monedas y la tranquilidad del tono de su voz.  Y cómo todo sucede delante de tus propios ojos.

Kostya Kimlat tuvo la «mala pata» de plantarse en el programa pocas semanas después de que Penn&Teller hubieran hecho el mismo truco en televisión. Así que subió al escenario con la sensación de que iba allí sólo por la diversión y disfrutar el momento de aparecer en la tele. Y sin embargo, su ejecución del truco no se pareció en nada al método de Penn&Teller, que fueron pillados totalmente por sorpresa. El «cabreo» de Penn por no entender qué ha pasado delante de sus ojos es muy divertido. Y cuando miras varias veces el vídeo descubres que es un truco «sencillo» en planteamiento pero que requiere una maestría enorme en la manipulación de cartas digna de un genio.

Shawn Furquhar debe ser de los pocos magos que ha aparecido dos veces en el programa. Parece un tipo hiperactivo, inquieto y travieso. En esta ocasión parte de la emoción del truco está en que hace que Penn sujete entre sus manos un mazo de cartas y le va planteando «¿qué dirías si hubiera sido capaz de hacer esto y lo otro…?». Y entonces va subiendo y subiendo la ambición del resultado final hasta arrancar la cara de asombro de Penn ante lo que sabe que va a pasar delante suyo y tú te quedas sorprendido de lo que acaba de pasar cuando enseña el resultado, preguntándote cuándo y cómo hizo todo. Juega muy bien con las expectativas y la emoción, con un resultado final de asombro.

«Fool Us» se basa en la buena fue de las partes. Después de la actuación de cada mago, Penn & Teller le dan pistas de cómo creen elllos que está hecho el truco. Y el mago les cuenta si es así o no. Por lo visto, cada mago le tiene que confesar a los productores cómo está hecho el truco para que no haya trampas. Pero a veces hay confusiones o malosentendidos. Simon Coronel hizo un truco clásico y sencillo, las «monedas voladoras», pero con una gran elegancia y jugando muy bien con el despiste. Cuando Penn & Teller tuvieron que tratar de adivinar cómo estaba hecho el truco, Simon Coronel concedió que le habían pillado. Pero resulta que no. Que la ejecución de su truco era original y sólo después del programa se aclaró que había conseguido engañar a Penn & Teller. El trofeo y el reconocimiento se le dio en una gala posterior.

Las oportunidades fallidas de Dana Carvey

Creo que las primeras noticias sobre Dana Carvey en España las tuvimos  con la película El Mundo de Wayne (Wayne’s World, 1992).  Eran los tiempos en que Internet era algo desconocido para la gente corriente y la televisión estadounidense era un mundo sólo accesible para quién tuviera antena satélite o hubiera vivido allí. Así que la mayoría de los adolescentes que vimos la película no tuvimos ni idea de que la película desarrollaba unos personajes creados para el programa de televisión Satuday Night Live, donde Carvey se había labrado una reputación como imitador.

Aquella ignorancia sobre la televisión estadounidense, por cierto, servía para que muchos humoristas españoles copiaran ideas de Satuday Night Live. El éxito comercial de El Mundo de Wayne llevó a la producción de más películas, muchas de las cuales pasaron por España sin pena ni gloria porque eran comedias de medio pelo que, sin el tirón del programa de televisión, no tuvieron recorrido comercial.

Dana Carvey abandonó Saturday Night Live para tener en 1996 su propio programa: The Dana Carvey Show. El programa fue cancelado antes del fin de la primera temporada. Queda en su haber el lanzar la carrera de Stephen Colbert y Steve Carrell. Y cabe destacar que el guionista jefe fue Louis C. K.  El tipo de humor del programa no encajó en la franja horaria en el que se emitió. El propio Stephen Colbert contaba en una entrevista con Howard Stern cómo después de la emisión del primer programa, en el que Carvey aparecía como un Bill Clinton con muchos pezones dando de mamar a cachorros, pidió disculpas a la plantilla por haber «arruinado su carrera». Sólo se emitieron ocho de los diez programas previstos.

Al año siguiente del programa que no llegó muy lejos, un error médico en una operación coronaria casi le mata. Recibió 8 millones de dólares como daños y perjuicios. Ese mismo año, Mike Myers, coprotagonista de El Mundo de Wayne, lanzaba Austin Powers, que sería un enorme éxito y tendría dos secuelas. La oportunidad para Carvey en Hollywood llegó con The Master of Disguise, a la que le cabe el dudoso honor de estar en la lista de Wikipedia de películas que han sido consideradas la «peor película jamás hecha».  Después de aquel fiasco, Hollywood no volvió a contar con Carvey como actor. Sólo hizo un pequeño papel en Jack y su Gemela (Jack and Jill, 2011), ¡qué también aparece en la lista de las películas consideradas la «peor jamás hecha!».

En alguna parte leí que Dana Carvey decidió renunciar al cine y a la televisión para estar con su familia, después de haber sido un padre ausente. Se puede interpretar como una justificación de una carrera hacia el estrellato frustrada. Pero no pretendo hacer leña del árbol caído sino preguntarme qué pasa por la cabeza de alguien que fue realmente popular en el mundo del entretinimiento y que se quedó a las puertas del estrellato por fallar sus dos grandes proyectos. Si quedarse a mitad de camino en la vida es duro, quedarse a mitad de camino de la fama y millones tiene que serlo aún más para un artista.

La carrera de Carvey ha tenido una nueva etapa. Grabó un especial para Netflix (Straitgh White Male, 60) y pasó por la mayoría de late night shows de la televisión estadounidense. Ahí fue dónde lo redescubrí y lo que me animó a ver su especial. Entonces encontré el problema. Es un gran imitador pero, como muchos, carga el peso de su espectáculo en sus imitaciones, metiendo muchas veces a los personajes con calzador en el monólogo. Y así, a pesar de todo, es autor de momentos de comedia que son oro puro en su genialidad y trascienden el humor como este:

A veces, es bueno creer en la magia

René Lavand es un ilusionista argentino que por culpa de un accidente siendo niño se vio con el uso de la mano izquierda solamente. Lo que fue en principio una dificultad para alguien que se quería dedicar al ilusionismo, lo convirtió en una característica fundamental de su espectáculo. René Lavand hace sus trucos con una sola mano con una parsimonia que parece que casi no le cuestan esfuerzo. Como se llama uno de sus números, ¡no se puede hacer más lento!

Falleció John Fortune

Ayer marte 31 de diciembre de 2013 falleció el humorista John Fortune. Desde los años sesenta hizo pareja con John Bird. Yo los conocí por sus números de humor en los que uno de los dos entrevistaba al otro, que para la ocasión representaba ser un general británico, un dictador africano o un asesor político. El suyo era un humor que ridiculizaba al poder económico y político. A ambos le debemos la mejor explicación del estallido de la actual crisis financiera.

Cage in the cage

Saturday Night Live ha creado un canal en Youtube subiendo más de 4.600 vídeos en dos semanas. Recuerdo que leí en Internet una historia del programa por entregas en español pero no sabría buscarla ahora. Lo que sí recuerdo es que descubrí con aquella serie de artículos es que humoristas españoles que me hicieron reir en mi adolescencia se limitaron a copiar sin reparos aprovechando que el programa era desconocido en España.

De los vídeos que he visto en esta semana, me quedo con este donde Nicholas Cage demuestra que al menos sabe reirse de sí mismo:

Nuclear sí, por supuesto

Encontré vía Méneame la disparatada propuesta «Emprendimiento: hacia el portátil nuclear español» del blog Días del recuerdo. El autor propone que en España se desarrollen ordenadores portátiles y tabletas con alimentación nuclear. Una broma que, como siempre, ha sido tomada en serio por la turba de descerebrados que puebla Menéame. Los comentarios se llenaron de insultos al autor con toda clase de mensajes airados. Exactamente igual que hace unos años al publicarse una noticia sobre Aviador Dro.