Saltó la noticia de que Apple había sacado una oferta de trabajo para una persona creativa que ayudara a Siri a tener una personalidad reconocible. Me recuerda a cómo en el programa de Stephen Colbert aparecieron las «otras» ocupaciones del poeta Paul Muldoon, enriqueciendo de una forma muy sui generis las experiencias de usuario como teleoperador del servicio de emergencias, locutor de GPS y redactor de instrucciones de Ikea.
Mes: enero 2013
Bibliotecas para soñar
Siento fascinación por las bibliotecas. Un montón de libros, ¡gratis! Estudié en la universidad en la primera promoción de mi facultad. Y una de las primeras cosas que hice fue sacarme el carnet de la biblioteca. Era algo así como «XXXX-0001».
Encontré esta recopilación de imágenes de bibliotecas espectaculares. Sin duda, algunas arquitectónicamente son muy llamativas por fuera. Pero creo que lo que de verdad llama la atención de una biblioteca es su interior y la atmósfera que logra transmitir.
Instagram es el demonio
Después de la parodia de la canción de Nickleback a costa de reirse de Instagram, llega Café con Lou y nos suelta esta arenga:
El Mundo Today: Llega a España el festival “Músicas de mierda del mundo”
La primera semana del próximo mes de febrero, Barcelona acoge una buena sartenada de músicos de sitios cuyos nombres no has oído mencionar en la vida, o quizá de pasada en algún programa de esos que no ve nadie y que valen cuatro duros. Kronos Gaya Quintet, Mandinga Pirrala Brass, SkaTop, Mirlash de Haidouks, Master Musicians of Titinaha, Trilok Gurmelash, Mahmoud Ahmind, Choche Bordello, Asha Brühl, Xio Jian, Tinawarn, Staff Benda Lumimbi… Ni puta idea, ¿verdad? Pues todos estos artistas, con sus mierdas de colores vivos, sus tambores y sus gritos en idiomas raros, vienen a verte muy pronto y con todos los gastos pagados por el Ayuntamiento.
Es curioso, a todo esto, cómo puedes encontrar instrumentos de tantos colores, formas y materiales distintos alrededor del mundo y que, sin embargo, tienen en común que hacen el mismo ruido de mierda. “Mooooooooooo”, “Iiiiiihhhhhhhh”, “Tocolón tocolón”… lo típico que te toca un vecino de estos y te amarga la existencia.
Y así el capitalismo triunfó
No sé si me he vuelto un viejo cínico pero con el tiempo me aburren cosas como los análisis pretendidamente profundos sobre cómo los medios de comunicación tergiversan la realidad en favor de los intereses económicos y políticos que los sostienen. Me hacen pensar «¿quién es el ingenuo que no se había dado cuenta de ello a estas alturas?». Pensándolo mejor, creo que más que aburrirme los análisis de ese tipo, que a veces son interesantes si están bien hechos, son las conversaaciones con la gente que viene a contarme eso como gran novedad. Gente que parece que sólo con la crisis se ha dado cuenta cómo funciona el mundo.
Lo que sí me aburre en serio es los análisis profundos y sesudos de asuntos triviales. Cosas de la postmodernidad. Con la muerte de las categorías, diseccionar la última película de Tarantino y analizar el contenido de los libros escolares parecen estar a la misma altura. Así que ver que alguien ha dedicado tiempo y neuronas a analizar un vídeo musical de Kate Perry que ensalza la vida militar desde una perspectiva neo/post/marxista resulta entre enternecedor y ridículo.
Leonard Cohen a fondo
Juan Claudio de Ramón Jacob-Ernst ha hecho un tour de force tan largo como su nombre en Jot Down (¿dónde si no?) sobre la figura de Leonard Cohen.
La «crisis» del libro tiene un nombre: Editoriales
Yael Farache cuenta en su blog el desarrollo de sus negociaciones con el Grupo Planeta para publicar su libro, La Vida Simple, tras llevar ella tiempo comercializándolo en preventa por Internet. La conclusión a la que llegó es que la editorial no estaba comprando su libro, lo que estaba comprando era la comunidad que ella había construido con sus lectores. Y todo llevado de una forma chapucera y descerebrada. La primera palabra que me vino a la cabeza para describir al Grupo Planeta fue «zombi».
Sobre los orígenes del raï
Ted Swedenburg, profesor de antropología en la Universidad Arkansas, ,miembro del comité editorial del Middle East Report y «pinchadiscos» en la emisora KXUA ha publicado en su blog un monumental relato de los orígenes del raï.
Los netbooks y nosotros que los queríamos tanto
El primer miniportátil que vi en acción lo tenía Rosa Jiménez Cano, a la que alguien se lo había traido de Taiwán. O algo así, porque el pequeñajo Asus EEE PC de pantalla de 7 pulgadas tenía pegatinas con ideogramas chinos. Luego tuve oportunidad de toquetearlos en un Mediamarkt y me pareció de juguete. Así que opté por un Acer Aspire One con pantalla de 8,9 pulgadas y disco duro SSD. El disco duro terminó cayendo fulminado. Como le sucedió al de mi siguiente miniportátil, un Asus S101 de pantalla de 10 pulgadas.
Los miniportátiles abrieron una revolución. Pequeños ordenadores más pequeños que una libreta DIN A4 y que no estorbaban en la mochila. Se hacía a veces exhasperante trabajar con ellos, pero volver a pagar más de mil euros por un portátil se volvió ridículo. Así que no entiendo la obsesión con «matarlos». Tiene gracia que en Xataka digan que los tabletos ofrezcan «una experiencia de usuario más satisfactoria que con el netbook y con incluso mejores prestaciones». Salvo por un problema. «Excepto por el teclado». ¿Excepto por el teclado? ¿Ese pequeño adminículo accesorio y sin importancia? ¡Pero qué cojones creen que se puede hacer con un cacharro que no permite introducir texto de una forma sencilla! Ah, sí. Ver vídeos de gatitos, revisar el correo (no contestarlo), ver películas, leer noticias, leer lo que otros escriben en Twitter y retuitear (pero no escribir nada original)…
El mercado cambió y los periodistas no se han enterado. Empezaron a comercializarse portátiles con pantalla de 15 pulgadas por menos de 400 euros. Así que todo aquel que quería tecnología a bajo precio lo tuvo. Mi padre se llevó uno a casa aprovechando una oferta por 300 euros. Y quienes necesitábamos miniportátiles encontramos un nuevo nicho. Los portátiles con pantalla de 11 pulgadas y 4Gb de memoria, apenas más grandes que los minportátiles y procesador económico. Por alrededor de 350 tienes ordenadores como el Acer Aspire One 775 y el Asus 1225. A ver cuánto nos duran.
Rey sin corona
Me enteré hace poco que Matisyahu, el cantante judío ultraortodoxo que hacía ragamuffin, ha dejado atrás su fase religiosa. Se ha secularizado, afeitado y teñido de rubio (!). No sé qué caminos musicales tomará ahora, pero su King without a crown es ya un clásico de culto.