La última vez que paseé por el Barrio Gótico de Barcelona, hace ya unos cuantos años, tuve una sensación extraña. Sentía haber hecho un viaje en el tiempo porque no se apreciaba pátina del tiempo en aquellos edificios medievales. Era la sensación de pasear por algo demasiado perfecto.
Ahora me entero que «el Barri Gòtic és una ficció històrica«. Lo desarrolló Agustín Cócola en su tesis doctoral, El Barrio Gótico de Barcelona. Planificación del pasado e imagen de marca, donde explica:
El Barrio Gótico de Barcelona fue construido en las décadas centrales del siglo XX. De hecho, su nombre también es una creación moderna, ya que tradicionalmente el espacio era conocido como barrio de la Catedral. Aunque en teoría los monumentos históricos nos remiten a épocas pasadas, en muchos casos han sido fabricados recientemente, tanto en su forma como en su función social. La medievalización del centro histórico de Barcelona transformó físicamente el barrio institucional de la ciudad, dotándolo de nuevos significados simbólicos y de una apariencia antigua que hasta entonces no poseía. […] Este proceso se inició con la construcción de la fachada de la Catedral entre 1887 y 1912, y concluiría con la monumentalización historicista de todo el barrio que la rodea, aproximadamente entre 1927 y 1970.
La idea de reconstruir edificios antiguos para dotarles de una estética gótica no es única de Barcelona. El francés Eugène Viollet-le-Duc se dedicó a restaurar edificios medievales en el siglo XIX con un criterio peculiar. Eliminaba los elementos añadidos en el Renacimiento o el Barroco para añadir otros de estilo gótico de su propia cosecha. Sus estudios de arquitectura medieval le habían llevado a profundizar en la esencia estética de la época que aplicaba para convertir a los edificios medievales en «más medievales» de lo que sus propios autores habían ideado.