Afirma Jorge Galindo en su blog de Politikon.es que el 15-M «fue un instante».
En un momento dado, la sociedad española estaba muy cabreada. Este cabreo se identificó con una serie de objetivos difusos relacionados con “cambiar el sistema”, y tuvieron su expresión en una manifestación que tuvo lugar el 15 de mayo y a la que fue no demasiada gente, pero tampoco poca. Durante la siguiente semana, se materializó el enemigo (la Junta Electoral Central y por extensión todo el sistema de partidos) y el flujo de información (la extraordinaria atención de los medios de comunicación). En base a esto se construyó la “comunión identitaria”, ese momento en el cual todos los ciudadanos estaban de acuerdo hasta el punto de movilizarse también, y coger su periódico del sábado, su carrito de bebé e ir a “pasear” por la plaza.
Sin una estructura estable, a medio plazo se vio que conseguir recursos de cualquier tipo y poder gestionarlos se hacía difícil. Como resultado, “15M” pasó a ser una etiqueta que los medios utilizaban para referirse a cualquier tipo de movilización que tuviese un cierto aroma de izquierda o alternativa al sistema, igual que “indignado” se convirtió en un sinónimo de “manifestante”. Mientras, las personas aún movilizadas utilizaban “15M” como forma de reafirmar su identidad, pero se puede apreciar cómo la marca ha ido perdiendo presencia y se ha erosionado, solo resurgiendo cuando el enemigo, normalmente personificado por acciones policiales, entraba en escena
Su conclusión es que los próximos recortes del gobierno del Partido Popular, la aparición de un nuevo antagonista, posiblemente llevarán a una fase de movilización ciudadana. Yo también sospecho de una «primavera caliente» en España. Pero todo aquello de cambiar España ha quedado en nada.