El otro día comprobé que la Blackberry Passport había desaparecido en la FNAC de la Plaza de Callao en Madrid para quedar arrinconada debajo del expositor, a la altura de los pies, donde es difícil que alguien mire. Aparecía con un precio de «oferta» de 500 euros, cuando ya es posible encontrarla por 100 euros menos en Amazon.es
No voy a contar aquí como esa marca pasó de ser el estándar en los entornos empresariales a convertirse en un fabricante nicho para personas con necesidades muy especiales y frikis incondicionales. La Passport será por mucho tiempo el teléfono ideal para quienes consumimos mucha información en Internet y necesitamos tomar notas constantemente. Ni quiero detenerme en el triste futuro de la empresa, que parece encaminada a comercializar versiones modificadas de teléfonos Alcatel. El meollo del asunto para mí es cómo siempre desarrollo apego por marcas y aparatos que terminan dejados de lado por el gran público. Los netbooks, los libros electrónicos, Pentax y Blackberry cubrían necesidades concretas mías. Alguien una vez me llamó gafe y cuando me compré una cámara Olympus me predijo el fin de la empresa.
Podríamos quedarnos en la anécdota y pensar que tengo mala suerte. O bien pensar que soy la antipersona media. Si el mercado se hubiera regido por mis gustos nunca habrían existido ni las tablets ni los smartwatches. Tampoco los tatuajes se habrían puesto de moda. Pero eso es otra historia. Me parece significativo ser parte de la ultraminoría hasta en lo tecnológico.
Tendrás que comprar tres o cuatro. Hay gente que tiene decenas de las viejas BlackBerry sin estrenar en cajones para usarlas a lo largo de las próxima década.
Me gusta la pantalla grande y ancha. Pero el teclado físico no lo veo necesario. Con el teclado de Google, arrastrando un dedo por la pantalla escribo cada vez más rápido.
Una decena no, pero yo tengo dos blackberry sin estrenar por lo que pueda pasar, porque la cosa pinta muuy mal.
Si fuese por mí los tatuajes tampoco se hubiesen puesto de moda. Ni tampoco el piercing.
Es una pena. He manejado teléfonos con todos los sistemas operativos por trabajo, por pareja, por amigos manazas, y mis necesidades no son tan distintas de las de los demás, de hecho uso lo que ellos y más, y ni soy un lince (el os 10 es muy intuitivo, y la z10 no tiene teclado), ni tengo el gusto estético de interfaz en el culo, con perdón.
Soy marquista de blackberry, pero con conocimiento de causa. Me pregunto si el resto de los marquismos pueden decir lo mismo.
Y por cierto, la marca nunca sacó tabletes, ¿verdad? ¿Será que son de tu cuerda?
Hay que ver lo sentimental que puede ponerse uno con un cacharro. Es lo que tiene que pase contigo más tiempo que…
En fin, un saludo y a disfrutar la mora, mientras puedas.
Sacaron una tableta y fue un fracaso. Se llamó Playbook.