Juan Luis Chulilla Cano retomó su blog Tinta-e para explicarnos por qué había dejado de escribir sobre libros electrónicos.
Los ereaders han tenido suerte con sobrevivir. Han encontrado un nicho estable con los lectores compulsivos, pero han perdido de manera aparentemente definitiva otros nichos abonados, como los estudiantes y los investigadores. Y ambos resultados responden a la misma característica: los ereaders no evolucionan funcionalmente desde 2010, cuando algunos modelos alcanzaron la madurez funcional necesaria para leer, y ahí se quedaron.
Otra tecnología cuyo nacimiento, como los netbooks, celebré y que los oscuros designios del mercado, que se mueve con estímulos del tipo «burro grande ande o no ande», condenó.