El otro día hablé de África y al poco tiempo me encontré una noticia en Menéame que ahonda en las ideas que yo esbocé. Sobra decir el tono de los comentarios allí.
Magatte Wade es una empresaria de Senegal de la que BBC habló recientemente.
En una entrevista, donde menciona los problemas burocráticos y las trabas para montar una empresa en África, contaba de las ONGs:
Con frecuencia, éstas pagan a jóvenes incompetentes, pero idealistas, de países desarrollados para decir a nuestra gente lo que tiene que hacer. Consiste más en hacer que los donantes y jóvenes idealistas se sientan bien con ellos mismos que en beneficiar a nuestros países y a nuestra población.
Y añadía:
En un momento dado calculé que había alrededor de 500.000 cooperantes en África. Si tuviéramos 500.000 empresarios, cada uno con los 100.000 dólares de capital que, probablemente, absorban anualmente cada uno de los cooperantes, estaríamos mucho mejor.
En el mismo artículo se entrevista a Michael Strong, directivo de una ONG dedicada a impulsar el «emprendedurismo y capitalismo consciente» y vinculado a la iniciativa de «charter cities» en Centroamérica, un concepto que conocí aquí al lado y que ya veo que se enfrenta a resistencias locales.