Detroit es una ciudad en decadencia. Es un reflejo de la crisis de la industria del automóvil estadounidense. Detroit tenía en 1,89 millones de habitatnes. En 2010 la cifra había bajado a 706.585 personas. La ciudad está encogiendo. Hay barrios donde casas y naves industriales abandonadas se caen a pedazos y la naturaleza las reclama. Los urbanistas han encontrado que se ha escrito mucho sobre ciudades que crecen desmesuradamente. Pero nadie ha escrito un manual sobre cómo gestionar ciudades en crisis que encogen. La solución ideal sería evacuar a la gente de los barrios decadentes para reagruparla y poder abaratar el gasto en servicios públicos e infraestructuras. Pero, claro está, la gente es reacia. Sería interesante ver cómo se demuelen y abandonan barrios enteros mientras la naturaleza avanza. Será un mundo que se asemeje al que Tyler Durden hablaba en El Club de la Lucha.
En el mundo que imagino se cazarán alces en los bosques húmedos de los cañones que rodearán las ruinas del Rockefeller Center. Se llevarán ropas de cuero que durarán toda la vida. Se trepará por lianas tan gruesas como mi muñeca que envolverán la Torre Sears. Y cuando se mire hacia abajo, se verán pequeñas figuras humanas machacando maíz y secando tiras de carne de venado en el asfalto de alguna gigantesca autopista abandonada.
Libro que me tengo apuntado para leerme algún día, «El Club de la Lucha»
Debe ser uno de esos libros que lees y dices «sí, señor, puedo decir sin reparos que la película mejora el libro»
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