La semana pasada estuve hablando con una persona que ha mandado la solicitud para colaborar como voluntaria en la India en una ONG que tiene un proyecto sobre deporte. ¿Deporte y desarrollo? ¡Claro!, le dije. Hay tanta obesidad en la India que todos esos niños gordos de los barrios de chabolas que se pasan el día sentados en el sofá jugando con sus consolas deberían hacer deporte para perder peso.
Conocí a alguien que trabajó un tiempo en una ONG que se dedica exclusivamente a ese campo: Deporte en los países subdesarrollados. El mundo de las ONGs dedicadas a la cooperación internacional para el desarrollo y la ayuda humanitaria es como el artículo 34 de Internet. Ese que dice que si eres capaz de imaginar la versión porno de algo sin duda ya existe. La imaginación humana para inventar ONGs es infinita.
Pudo ser el efecto de la cerveza que me había tomado. O el efecto de haber leido Blanco bueno busca negro pogre, un libro escrito con mucha mala leche por el antropólogo Gustau Nerin. La cuestión es que la otra persona justificó su interés en el tema porque había leído un libro de un occidental que se dedicaba a rescatar de la prostitución a mujeres de la India pero que se había encontrado el problema de que regresaban a manos de sus proxenetas porque las mantienen engachadas a la metanfetamina. Y el deporte, todo el mundo sabe, es una buena forma de mantener a los jóvenes lejos de la droga. Me acordé de aquella frase de Leo Harlem. «Ahí tenéis Maradona. Una persona que si no hubiera sido por el fútbol habría dado en cualquier vicio». De pronto me imaginé a un montón de ex-prostitutas indias sudorosas con el mono haciendo aerobic. Y entonces se me encendió la bombilla. Por qué no aunar ese proyecto que ya contempla la perspectiva de genéro con la última moda: La reducción de la huella de carbono. Así que le propuse la idea de poner a las ex-prostitutas a darle al pedar en unas bicicletas conectadas a alternadores que produzcan corriente eléctrica. Spinning que reduce la huella de carbono.
Ya está. He terminado convirtiéndome en un cínico.
Has hecho una descripción exacta del caso de tener la solución antes de estudiar el problema. En el caso de la India, cuentan con un sistema político enteramente hecho a medida del imperio británico (ya sabes, estoy leyendo el último libro de Fukuyama) sin que haya afectado en lo esencial la sociedad de ese subcontinente aunque sí haya dado trabajo a muchos funcionarios británicos. ¡Saludos!
Me ha gustado la frase «tener la solución antes de estudiar el problema».
A mi lo que me gusta es que antes de que las ONG’s fueran llamadas ONG’s por todo el mundo, ya existían, pero se llamaban «asociaciones», «institutos», etc…. e «iglesias» (quitemos que el Vaticano es un estado, pero Cáritas es una ONG por los cuatro costados y un sindicato o asociación de fabricantes de calzado, también). En algún momento alguien decidió que hacer de franciscano ya no se llamaba como toda la vida, sino ONG, pero esta vez era sinónimo de salvar el mundo. Sobre todo, es/era guai ponerse una y no tener fronteras en el apellido.
Por cierto, lo de tener que comentar obligatoriamente con cuenta wordpress, twitter o facebook… es un poco aberrante. Si me lo permite. Sin ánimo de ofender, es un freno para el futuro.