Cuando era niño una de las dos librerías «de toda la vida» a las que acudía mi familia regalaba un marcapáginas con una cita relacionada con la literatura y los libros. Creo en alguna parte hay todavía algunos guardados de los que no recuerdo qué ponen. Pero mantuve siempre aparte uno con una frase del Premio Nóbel de Literatura griego Odysséas Elýtis (1911-1996): «Escribo para que la muerta no tenga la última palabra».
Comencé a escribir un diario con 16 años y con 28 comencé una sucesión de blogs personales. Siempre he mantenido la necesidad de ordenar las ideas y dejar constancia de ellas en alguna parte. Y en los últimos años mantengo un profundo pesimismo sobre el rumbo del mundo que me hace pensar en dejar constancia de que algunos asistimos preocupados e impotentes ante la deriva del mundo.
Supongo que los que vivieron los años 60 y 70 podrán decir que el mundo ya asistió a la retirada estadounidense de una guerra perdida, a una enorme polarización social, a la aparición de la violencia política en forma de grupos terroristas, a la alianza de la ultraizquierda y grupos árabes radicales, al avance de los enemigos de Occidente en África, Oriente Medio y Asia Central… 14 años después de la caída de Saigón cayó el Muro de Berlín. Quizás veamos un giro inesperado de la Historia.
Soy pesimista simplemente mirando las tendencias demográficas en Europa, que tendrá que elegir entre ser democrática o «multicultural». Y quiero dejar constancia de cómo lo vimos venir.
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