Javier Olivares, que es guionsita y productor ejecutivo de series de televisión, cuenta cómo toda su vida se ha estrellado en España con mandamases de televisión que piden que los guiones de la serie «los entieda una señora de Cuenca». Mientras, en Estados Unidos la ficción televisiva vive una era dorada, la televisión británica sorprende con productos rompedores y la ficción israelí es adaptada en Estados Unidos para el resto del mundo. Es decir, en el resto del mundo entienden que la era en que toda la familia se sentaba delante de la televisión ha pasado a la historia y hoy el público, que está segmentado, pide una mayor variedad de productos.
La historia que cuenta Javier Olivares tiene un giro inesperado. Él ha tenido la oportunidad de hablar en pequeños festivales o charlas con la gente que está al otro lado de la pantalla. Y nos descubre que el público español es mucho más maduro de lo que esos mandamases creen.
Esto es un clásico. Y más dicho por los guionistas. Ahora te cuento yo lo que le dice una productora ejecutiva (guionista) a su equipo de escritores: «en España no hay cable». La era dorada de las series proviene de los canales de pago donde el modelo de negocio descrema hacia arriba: no tienen que justificar audiencia, sino causas para generar la subscripción y renovación de público que está dispuesto a pagar bastante dinero. Por el contrario, el modelo de televisión en abierto requiere acumular masa y eso implica acercarse al mínimo común denominador del gusto. En un país de solo 46 millones de habitantes, con la estructura habitual de costes del sector, no da para segmentar por públicos (es decir, no da para hacer series «para negros», por reducirlo mucho) así que si haces un fuerte inversión en ficción ha de ser para toda la familia y tener así al anunciante que paga que exige que se vea hoy, ahora, y no espera a la renovación de ninguna subscripción. Por tanto, el ejecutivo tiene razón, lo tiene que entender una señora de Cuenca. Eso sí, cabe preguntarse y posiblemente enfadarse si el ejemplo de mínimo común denominador del gusto ha de representarse por una señora y, más aún, de Cuenca. Que si yo fuera señora y de Cuenca, puede que me lo tomara a mal.
Como postdata, añadir que hacer un Sálvame es mucho más barato que Los Serrano. Y cumple mejor con las expectativas del modelo de negocio. La ficción ha de ser muy popular y al alcance de mucha gente impaciente con un mando. «Pelotas», esa serie en plan inteligencia y no para señoras de Cuenca, no tuvo éxito medido por los parámetros que comentamos. Tampoco ese intento de David Trueba con Jorge Sanz en Canal plus de imitar a Larry David. Que no estaba mal, pero que no lo veían las señoras de Cuenca. Que compran HyS y esas cosas que pagan la tele.