Me preguntas qué es la crisis. La crisis eres tú.

Yo también escuché a mi alrededor eso de «alquilar es tirar el dinero» y «los pisos nunca bajan». Me ofrecieron un hipoteca con un 35% de descuento sobre el EURIBOR. Un chollo. Pero tenía letra pequeña. Si me iba o me echaban de la empresa me exigirían que devolviera los descuentos. Y recibir una patada en el culo en la empresa donde yo estuve era lo más fácil del mundo. De seis personas en mi departamento, dos firmaron. Una compró para alquilar. Otra compró cerca de la oficina. Al poco tiempo la destinaron a una oficina en la otra punta de Madrid. Yo no sabía qué sería de mi vida. Nunca he sabido con seguridad dónde voy a estar dentro de seis meses. Y siempre me defendí, frente al agobio de los defensores de comprar por encima de alquilar, con la idea de que hipotecarse era vivir de prestado. El banco pagaba la casa por ti y ellos, tan generosos, te dejaban vivir en ella hasta que les devolvieran el dinero. Viviendo de alquiler si las cosas te iban mal, hacías las maletas y te ibas a casa de tus padres. Hipotecarse era vender al alma. Isaac Rosa titula «Yo era un tonto de alquiler y tú un listo con hipoteca».