Desertores

Aportaba Bianka Hajdu en un comentario el dato de que «la tasa de empleo en EE.UU. descendió del 65% al 58% desde 1995 hasta ahora mientras el PIB, los beneficios y las inversiones crecieron en el mismo período. Y se preguntaba «¿quién sabe qué hace toda esa gente fuera de ese 58%? Habrá muchas historias tristes pero también sabemos que las cosas nuevas pasan en los márgenes…»

En marzo de 2010 Reihan Salam comentaba para la revista Time las cifras de abandono escolar en la secundaria y la tasa de egresados de universidades en Estados Unidos. Las estadísticas dicen que entre las personas que no terminan la educación secundaria ha descendido el número de quienes entran en el mercado laboral. Salam se preguntaba, como Bianka, qué hace todo esa gente. «What if the millions of so-called dropouts are onto something?». Quizás en tiempos de crisis estemos ante nuevas formas de empleo, organización y convivencia. En alguna parte leí cómo el compartir piso entre treintañeros se había convertido en algo novedoso en Estados Unidos. No se trataba sólo de ahorrar en alquiler. Sino una forma de compartir gastos y compartir proyectos.

Salam vislumbra «a new underground economy, a largely untaxed archipelago of communes, co-ops, and kibbutzim that passively resist the power of the granny state while building their own little utopias».

Sólo el mercado salvará África

Sir Stelios Haji-Ioannou, fundador de EasyJet, se ha asociado con Rubicon Diversified Investments (RUBI) para el lanzamiento de Fastjet, una nueva línea área de bajo coste en África.

África Occidental tiene fama de ser un lugar peligroso para la aviación civil por la falta de infraestructuras y el nivel de mantenimiento de la flota. Pero Fastjet, más que añadir estándares europeos de servicio, sería precursora en África de la fórmula de las aerolíneas de bajo coste. Costes reducidos en el transporte ayudarán al turismo, los negocios y el comercio. Y seguirían la línea de otros servicios básicos con un impacto enorme en las economías locales como la telefonía móvil que podría tenerlo también en el activismo y la política.

¡Mata al mensajero!

Hace poco, el humorista Louis C. K. gastó 250.000 dólares en montar una página web para comercializar la grabación de uno de sus shows a 5 dólares y sin DRM. Hasta el momento cobraba una miseria por los DVD que las cadenas de televisión editaban de sus especáculos. Con su propia página web sólo en los primeros días ganó cerca de un millón de dólares.

Lucía Extebarría, una de esas escritoras que marcó una época y ahora anda en horas bajas por cosas de la industria editorial, anunció hace poco que dejaría de escribir novelas por culpa de la «piratería». Obviando el chiste fácil al tratarse de una autora a la que se le han descubierto plagios, nos encontramos con otro caso de cavernícola tecnológico que se ha quedado fuera de juego con el cambio de modelo de negocio. Las reglas están cambiando.